Antes de convertirse en un ídolo mundial, antes de haber de haber llevado su música a lugares donde el idioma parecía un barrera, antes de disputarse el tema oficial de un mundial de fútbol, antes de ser considerado como uno de los latinos más influyentes en los Estados Unidos, José Álvaro Osorio Balvin era tan solo un chico que recorría las calles de su natal Medellín con un morral lleno de sueños.
Ilusiones que serían alimentadas por su admiración por una de las estrellas Pop más emblemáticas en todo el mundo, la leyenda Michel Jackson, cantautor que se deslizaba por los escenarios como un pez en el agua, interprete que con su melodiosa voz cultivaría a un público sediento de buena música.
Aunque son géneros muy distinto el uno hacia el otro, para el intérprete de “Machka” Michael Jackson es un ejemplo musical a seguir, un artista que con su irreverencia y propuesta musical marco una época en la historia de la música mundial.
Es esa la inspiración que el impregna en su carrera que aunque ha dado importantes pasos en tan poco tiempo admite que queda mucho camino por recorrer.
Por lo pronto vive cada día como fuera el último, siempre con el enfoque de hacer de su música el motivo más alegre y placentero para un público que lo escucha.

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