El Tiempo ha pasado, desde la primera vez que tuvimos la oportunidad de escuchar, a Daniel Esteban Calle y al pequeño Juan, entonar, una canción.
Transcurría el año 2003 y una Colombia que sanaba las heridas, causadas por décadas de guerra interna, se preparaba para vivir, una de las épocas musicales, más ricas, en su historia, aquella, donde al ritmo de un bajo y teniendo, como acompañante una pista, un grupo de jóvenes, emergerían, desde la clandestinidad de las calles, a la conquista de un sueño.
Inspirados, en un movimiento que comenzaba a expandirse, a nivel mundial y que tendría como base de operaciones, las cálidas aguas de Puerto Rico, Daniel y Juan, quedarían enamorados, de la capacidad que tenía, géneros, como el Rap y el Hip Hop, para relatar, la realidad social que se vivía, dentro los caseríos, aquella que ninguna otra corriente musical, era capaz de explanar en una canción.
En una época, donde el Reggaeton comenzaba a penetrar las masas y a impactar la vida de millones de jóvenes, estos dos jóvenes soñadores, que crecieron en hogares separados, pero unidos por una misma pasión, dejarían a un lado su faceta de raperos, para comenzar a interpretar canciones, inspiradas en temas como ‘Latigazo’ de Daddy Yankee o ‘Dembow’ de Yandel, una apuesta arriesgada para un merado musical, que vería, con malos ojos, el género nacido en las calles de Puerto Rico.
Apartados de la crítica que se hacía presente, en una sociedad convencional, no acostumbrada a ritmos más bailables, Daniel y Juan, comenzarían a batallar, no solo contra los fantasmas del pasado, sino hasta de aquellos mismos que se sentaban en su misma mesa.
Serian, tiempos de muchos cambios, aquellos que lo llevarían a separarse, de uno de sus integrantes iniciales, para colocar las bases de un proyecto que vería, en el año 2010, la recompensa, de tantas noches de composición.
Su tema “Juego de Niños, había llegado al primer lugar de popularidad, en los listados musicales de su país, su nombre era motivo de éxito, su agenda, no tenía espacio para la imaginación, la vida de estos dos soñadores, había cambiado, en un giro de 180 grados, pero el destino y la industria, le tendría deparada una sorpresa.
Víctimas, de una industria musical cambiante, aquella que suele olvidar a los cantantes, con la facilidad de un niño aprendiendo a leer, Daniel y Juan, vivirían, momentos, donde la fama parecía golpear con fuerza, las puertas de su hogar y otros tiempos, donde el más profundo olvido, golpeaba su ventana.
Alejados por momentos y presente en otros, el dúo que nació, en el medio de una transformación musical, vería en el año 2013, un nuevo renacer, en sus carreras, el tema “No se cómo se llama”, no solo se había apoderado de las emisoras de su país, sino que su éxito se había extendido a otros países de América Latina, aquellos donde, no había un rincón, donde no se escuchara el estribillo de “La La La La La y No sé cómo se llama”, la vida parecía darle un nueva oportunidad, a una agrupación pionera del Reggaeton en Colombia.
Emocionados, por su regreso a los escenarios, DEC y LIL' JUAN, no dejarían, un día de hacer nueva música, aquella que siempre guardaban la ilusión, que lograra ser, como su éxitos del pasado.
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