La vida de Michael Torres ha estado marcada
de momentos imborrables, de instantes donde todo parecía perdido en medio de
tanta tempestad, de periodos, donde el éxito parecía tocar con fuerza las
puertas de su hogar, de promesas sin cumplir y de metas por alcanzar, sus días,
eran una lucha entre la alegría y la maldad.
Nacido, en el seno de un hogar, donde los
valores podrían disipar cualquier momento de maldad, el pequeño Michael, crecería
admirando la versatilidad musical de un indomable Don Omar, aquel exponente que
contra todo pronóstico, desafiaría una industria musical, al presentar un
producto de calidad.
Apasionado, por el impacto que tienen las
canciones, en la vida de las personas, el más soñador de la familia Torres, comenzaría
a componer sin parar, aquellos éxitos que algún momento de sus días, sería
capaz de cantar.
Entre, los estudios universitarios y su
tiempo musical, el nacido en Rio de Piedras, su vida tendría que separar, entre
lo que sería más conveniente para un joven de su edad y lo que significaba, la música,
para su verdad.
Entre el amor y el odio, su vida tendría que
batallar, al punto de llevar a un joven con un morral lleno de sueños, a cometer,
un hecho de ingenuidad. Al firmar un contrato lleno de maldad, aquel donde
permaneciera preso, por más de tres años, sin ninguna oportunidad.
En el medio de la oscuridad, Michael, su vida
tendría que replantear, aquel joven que había sido de su casa, con unas ganas de
batallar, vería como sus días, pasarían entre repartimiento periódicos en su
vecindad y largas horas, en la zapatería que tendría que trabajar.
Prisionero de un contrato, lleno de maldad,
Myke sus composiciones tendría que guardar, siempre con la esperanza que en algún
momento de la eternidad, estas tuvieran la fuerza para abandonar una paraíso de
soledad.
Luego de tres años, prisionero en un contrato
colmado de oscuridad, el nacido en Rio de Piedras, su carrera comenzaría
encaminar, siempre con el Rap, como su prioridad, Mike, haría de cada verso una
nueva oportunidad, de destacar.
Con canciones inspiradas en el mundo del
Freestyle, Myke Towers aprovecharía cada oportunidad, aquella que vendría en la
plataforma de Soundcloud, una puerta para poder destacar.
Entre ritmas, capaces de derrumbar al rival más
letal y versos, cargados de realidad social, el nacido en un hogar, golpeado
por la orfandad, llevaría su carrera, su vida, hacia la cima de la
popularidad.
Aquella, donde temas como “La nueva droga”, “Una
Bellaquera”, “We Made it”, “Darte” con Alex Rose y “Si se da”, marcarían el
destino de una estrella, destinada hasta la eternidad.
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