jueves, 27 de diciembre de 2018

Anitta contra todo pronostico.


Desde su aparición, por primera vez en los escenarios, Larissa de Macedo Machado, sabía que estaba predestinada para grandes cosas y aunque su infancia transcurrió en el medio de un Hogar donde las necesidades estaban a la orden del día, para la nacida en Rio de Janeiro, la música era más que un sueño.

Sueño que la llevaría a dejar en el pasado, aquellos momentos donde la desesperanza se mezclaba con la falta de oportunidades haciendo de este un coctel, nada saludable.

Su familia nunca opuso resistencia cuando comentó sus planes de ser artista. No obstante, le decían que estaba “loca”. Para ellos era impensado que una niña proveniente de una familia humilde, cuya casa se estaba cayendo y que en ocasiones dormían todos en una habitación para disfrutar del aire acondicionado, pudiese llegar lejos. Menos en la música y apostando por un género que no es querido por muchos en Brasil como lo es el el funk carioca.

“Yo jugaba mucho en la calle, trabajaba, estudiaba y me divertía mucho. Tuve una infancia muy humilde pero divertida”, expresó la artista nacida en Río de Janeiro.

Siempre pensó en un futuro promisorio, en el que la música tenía gran protagonismo. Pero su familia también tenía planes académicos para ella.

La hicieron presentarse a una universidad pública en la que logró un cupo para estudiar administración. Además, su madre la obligó a estudiar inglés, algo que en su momento le molestó bastante, pero que hoy en día le agradece en el alma ya que es una de las pocas artistas brasileñas que canta en tres idiomas diferentes: portugués, inglés y español.

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