La transformacion de Chyno Miranda.

Hay oportunidades en la vida que definitivamente no se pueden dejar de pasar, por más locas o atrevidas que estas se puedan presentar, son oportunidades al fin y hay que aprovecharlas.

Bajo esta fórmula, Jesús Alberto Miranda Pérez o mejor conocido en el mundo artístico, como Chyno Miranda, ha logrado a sus 34 años de edad convertirse en uno de los ídolos del genero urbano de mayor prestigio a nivel internacional, donde su música es sinónimo de celebración.

Aunque en las repisas de su casa, en la ciudad de Miami no pueden faltar los reconocimientos musicales hay un hecho que lo llena profundamente de orgullo, es el haber participado en el largometraje “El Malquerido”.

Una obra del cineasta venezolano Diego Rísquez Cupello que narra la historia de uno de los cantantes Venezolanos de mayor prestigio en el renglón de la música popular, donde era conocido como el "El Bolerista de América".

Reto que se lo tomaría como el más importante en su carrera, no solo a nivel vocal, donde le tocaría, no solo interpretar el dia a dia de este reconocido baluarte, sino también darle vida, a través de su voz a las más románticas canciones que este don Juan de la música popular haría éxitos mundiales.

Para Jesús, como es su nombre de pila, los retos no acabarían ahí, uno de los más difíciles que tendría que afrontar, sería dejar a un lado su vida sana y Fitness para comenzar a vivir rodeado del sobrepeso, aquel que era necesario para personificar el personaje.

Con más de 20 Kilos, aquel joven que desde primera hora en la mañana corría largas distancias a la orilla del mar, había dejado a un lado su pasión por el deporte, para comenzar a vivir rodeado de las frituras, aquellas que había tanto evitado en su natal Venezuela.

Para Chyno, tomar esta decisión no fue nada fácil, muchas cosas pasaron antes de comenzar a grabar sus primeras escenas, su poca preparación en la rama de la actuación y su apretada agenda, en algún momento lo hicieron dudar.

Aunque por momentos parecía estar más cercano a declina el proyecto, había algo en el que en el fondo le decía que debía continuar.