Transcurría el año 2015 y no había un rincón de América Latina, donde no sonara, el estribillo “Imaginándote estoy, desnudándote en mi cama, a poca luz pidiéndome que te haga el amor”, aquel tema interpretado por Andrés Felipe Robledo Londoño o mejor conocido en el mundo de la música, como Reykon “El Lider” junto al Big Boss Daddy Yankee, no solo ocupaba los primeros lugares de popularidad en su país, sino que su éxito se había extendido por todo el continente, aquel, donde su nombre, parecía brillar en el firmamento.
Admirado, por millones de fanáticos en todo el mundo, Amado, por un sin número de mujeres, aquellas a la cual representaba, la pasión más prohibida e inexplicable, aclamado, por una industria que comenzaba a poner sus ojos en Medellín, seducido, por los exponentes urbanos del momento, aquellos, con los cuales siempre soñó con colaborar, desde su época en secundaria, Andres Felipe, vivía un verdadero sueño, aquel que nunca desearía despertar.
En el pasado, parecían haber quedado esas épocas, donde pasaba largas horas cargando palos de golf, ante la ingratitud de ricos y famosos o aquellas largas jornadas, transportando cajas en una compañía de mudanzas, la vida parecía, darle una oportunidad a un artista que pasó de tener nada a tener mucho.
Reykon recuerda sus tiempos de Barbero |
Nacido, en el seno de un hogar, donde las necesidades se podrían sentir en el ambiente, aquel joven de sonrisa cautivante y carisma inigualable, vería, como su carrera, se iría fortaleciendo con el tiempo, sus temas “Señorita”, “La Santa”, “Sin Miedo”, eran el motivo de celebración, para un sin número de reuniones familiares, su rostro se comenzaba a posicionar, con fuerza, no solo en el mercado latino, sino también en la aguerrida industria americana, pero la vida y el destino le tenían deparado una sorpresa, aquella que nunca él se hubiera imaginado.
Con la fama, una popularidad sin límites, presentaciones en importantes centros nocturnos, llegarían los problemas, los quebrantos, los momentos, donde el esfuerzo invertido parecía lanzarse al precipicio, en medio de los vicios y las malas decisiones, aquellas que le costarían, algo más que la vida.
Amado por muchos y odiado por tantos, aquel joven que dejaría la clandestinidad de las calles, para con su voz y peculiar estilo, construir un nombre en el mundo de la música, comenzaría a vivir los beneficios de la fama, aquella que llegaría a su vida, de una forma bastante apresurada.
Fiestas prolongadas, gastos incontrolados, falta de Madurez, serian su peor condena, aquella que lo llevaría de esta en la cima de la popularidad al más profundo olvido, aquel donde es dificil despertar.
Serian tiempos, de crecimiento personal, de entender que de la misma manera que la vida te brinda oportunidades, también es capaz de quitártelas, de comprender que en la música, sino se trabaja, se vive en las sombras, de asimilar que el éxito es fruto del esfuerzo que uno da, de pensar, que las malas decisiones, son la peor condena para un ser humano, de que a veces es mejor adiós antes de ver el barco hundir.
Enamorado de la música, de la misma manera que ama a su hija, Andrés Felipe, intentaría, una y otra vez regresar a ella, sin lograr que sus temas se lograran posicionar en las radios, el éxito, aquella fórmula mágica que divide a los grandes cantantes con aquellos que simplemente tienen talento, parecía que se le había acabado.
En medio de la incertidumbre que causa el ver, como todo el esfuerzo invertido no generaba el impacto esperado, Reykon, sufriría de una Hemorragia vocal, aquella que había perforado sus cuerdas vocales, al punto dejarlo sin habla, el sueño parecía que se comenzaba, a esfumar.
Abatido, por ver como su sueño se comenzaba desaparecer sin que él pudiera hacer nada, Andrés, comenzaría a concentrarse en el estudio, a producir pistas y componer canciones, aquellas que pudiera interpretar, una vez culminado el tratamiento.
Alejado de los medios de comunicación, aquellos que en el pasado había sido objeto de las más grandes primicias, aquel rejuvenecido cantante, de sonrisa cautivadora, comenzaría a presentar canciones en la modalidad de singles, con reconocidos exponentes de la música urbana, como de otros géneros.
Temas como “Latina” con Maluma, “Bum Bum Dale Dale” en compañía de la talentosa Maite Perroni, “Domingo” junto al exponente urbano boricua Cosculluela, marcarían su regreso a los escenarios, aquellos que años atrás sucumbían ante el poderío de sus canciones.
A pesar, de colaborar con exponentes que gozan de una gran popularidad y una fiel fanaticada, Reykon, vería como tema a tema los resultados no eran los mejores, la industria musical, parecía darle la espalda a un exponente que en el pasado, la dominaba hasta mas no poder.
Seria, en esa búsqueda de lograr alcanzar las glorias perdidas, que llegaría a su cabeza una melodía que cambiaría drásticamente el transcurrir de sus días.
Inspirada, en la exitosa canción “La Murga de Panamá” de Willie Colon y Héctor Lavoe, Reykon, en compañía de los productores Cheztom y Kensel, revivirían un éxito de los 70 pero con un sonido más urbano.
Con una mezcla de sonidos, entre el género originado inicialmente en Panamá y un Reggaeton a lo vieja escuela, Reykon, marcaria por todo lo alto su regreso a los listados musicales.
Entre los temas más sonados en Colombia y con su éxito llegando a países que en el pasado, sus éxitos dominaban los charts, aquel joven que en algún momento de su vida pensó en retirarse de la música, vivía un nuevo renacer en la música.
Nominado a los Premios Juventud y lo Nuestro, con una extensa gira por Colombia y diferentes ciudades del continente, Reykon hoy vive el aprendizaje, de todos los malos momentos aquellos que hoy lo han hecho un ser humano ejemplar.
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